RAZONES
DR. ARTURO JARAMILLO PALOMINO
@ArturJaramilloP
Ya
registramos que la campaña de odio y rebelión de los obispos mexicanos en
contra de las disposiciones legales consagradas en la Constitución General de
la República y en el artículo 1° sobre el Derecho a la Igualdad y no Discriminación
y a la vez como orden jurídico.
La
Iglesia Católica como mayoritaria y que siempre ha disfrutado beneficios, por
la complicidad y la cínica hipocresía de políticos gobernantes, que diciéndose
católicos, guadalupanos practican su fe, por estar siempre envueltos en la más
punible de moral y ética.
Otra
vez, la Arquidiócesis de México califica como injusta e inmoral la iniciativa
del Presidente Peña Nieto (miembro del Opus Dei) que ha propuesto la legalidad
por respeto de los derechos humanos de los homosexuales, y a la vez poder
adoptar.
Nada
más califique la estupidez de la jerarquía política de la Iglesia Católica al
decir, como el Obispo Felipe Arizmendi que la homosexualidad es “contagiosa” o
que se debe a una “discapacidad mental”, o lo dicho por otro Obispo Carlos
Briseño que a ese grupo de la sociedad debería practicárseles un estudio
científico.
Hay
casos como el Obispo Luis Felipe Gallardo Martín que define lo que es normal y
lo anormal, otro Obispo, Jonás Guerrero Corona que de plano se “burla” cínicamente
de la propuesta por el Presidente Peña.
Es
inaudito que esta caballada de ataque y de falta de respeto al Estado de Derecho,
al Estado Laico, con la finalidad de atacar al Papa Francisco y contradecirlo
en su mandato quién ha expresado “quién soy yo para criticarlos”; todo es
expresado principalmente en los editoriales del periódico político de la
arquidiócesis de México que encabeza el otro Obispo distinguido Norberto
Rivera.
Esta
cruzada de odio, de rebelión de los curas ante la iniciativa a la reforma donde
garantiza en todo el país el respeto al derecho a un matrimonio sin
discriminación y entre personas de igual sexo, sin discriminación por motivos
de origen étnico, discapacidades, condiciones de salud, religión, género o
preferencia sexual, por cierto ya contemplado y determinado por la Suprema Corte
de Justicia de la Nación.
Pues
bien este avance de justicia social, ha motivado la “rebelión de las sotanas”,
creando perversamente una “homofobia brutal” que afecta la convivencia humana.
No entienden o se hacen, que la homofobia mata. En México hay registrados entre
(1955-2015) mil 310 asesinatos, de odio. 65 promedio por año.
México
es el segundo país con más crímenes de odios, solo por debajo de Brasil. La
desgracia es que existen funcionarios en los tres niveles de gobierno, así asociaciones
civiles que practican la homofobia y luchan perversamente para que no se
apruebe dicha iniciativa.
Los
obispos, los curas de la iglesia católica siembran odio tal, contra los
homosexuales que cada día es más repulsivo. Retan, desafían los altos jerarcas
de esta iglesia de la “misericordia y compasión, envileciendo con su
participación en la vida política del país, olvidando sus propios pecados
mortales, como su alta pederastia, entre los curas, solapándolos,
encubriéndolos, o enviándolos a “retiro” para que Dios los perdone y se “curen”
del mal de pederastas y pedofilia.
Ya,
la otra vez Norberto Rivera declaró que la iniciativa del presidente Peña Nieto
es “profundamente inmoral y antidemocrática”. De esta estrategia, la jerarquía
política de la iglesia católica, haciendo a un lado la misión ordenada por
Jesús, se embarca en una campaña perversa y cínica contra el Estado Laico que
se inicia desde las Leyes de Reforma por el Benemérito Juárez García.
Hoy,
como ayer, la Iglesia Católica mexicana y lógicamente sus jerarcas, con sus
organizaciones seculares, se han lanzado con todo y contra la reforma
presidencial. Con una posición ficticia, circularon en los medios de
comunicación, que la perdida electoral
este 5 de junio, se debió a la participación, abierta y sin escrúpulos de estos religiosos farsantes.
Con
un fuerte activismo político, en calles, en pulpitos, en su prensa, radio y tv.,
los obispos de varias entidades del país, desplegaron contra la iniciativa al
art. 4° este activismo que incluyó llamados en algunas parroquias antes de las
elecciones, para que los católicos votaran contra el PRI y que por ello el
partido recibió merecido fracaso.
La
ley constitucional es clara y concisa, cuando se refiere a la separación-
iglesia- estado. Es muy claro hasta dónde está permitida la participación de la
iglesia, lo saben y también conocen la idiosincrasia de los gobernantes que se
dicen representar al Estado Laico, pero lo violan en todo su contenido.
Aunque
el Secretario de Gobernación ha expresado que no “violaron la Constitución”, es
solo una muestra de la hipocresía de nuestros gobernantes, al no responder y
hacer válido el Estado Laico.
Sería
lo más catastrófico que la actividad política fuera controlada y estuviese a
disposición por el poder (ficticio) de la Iglesia Católica.
Ni
pensar que una propuesta política social-moral, ética y sobre todo apegada a la
ley, como es la defensa de los Derechos Humanos, impulsada por el Ejecutivo,
“fuera” nulificada por los intereses de la Iglesia Católica.
Ni
quiero pensar lo que vendría, si el gobierno de un Estado Laico, fuera
controlado bajo el manto de las ambiciones desmedidas y perversas de un puñado
de individuos mexicanos, que visten la sotana y ocultan sus perversidades y que
dicen ser representantes de la Iglesia Católica, representantes de Dios.